martes, 19 de abril de 2016


Aspectos económicos

del Patrimonio Cultural I

 
Desde las primeras prácticas y tratados renacentistas sobre el redescubrimiento de monumentos clásicos,  los inventarios y ordenanzas de protección de monumentos de la revolución francesa y entre los vaivenes de las polémicas restauraciones estilísticas de Viollet Le Duc y los principios románticos de conservación de Ruskin, fueron forjándose las teorías y conceptos vinculados a la disciplina de la Conservación y con ellas la noción de Patrimonio. 
Las tendencias actuales, derivadas del restauro científico de Cesare Brandi y los tratados internacionales,  aún conllevan fuertes contradicciones que manifiestan la complejidad teórica del tema.  Hoy se acepta que el patrimonio es un concepto cambiante en tanto es una construcción de la sociedad y varía junto con los cambios en sus paradigmas[1].


En 1972, La Convención de la UNESCO define los bienes culturales a partir de la enumeración de monumentos, objetos artísticos, arqueológicos, etc. que tengan un valor universal excepcional desde el punto de vista de la historia, del arte o de la ciencia.
El Patrimonio cultural tiene un aspecto material, con dimensiones física (el soporte mismo) y mecánica  (las relaciones entre objetos y su entorno).  Lo que diferencia al bien cultural es su dimensión inmaterial,  que puede estudiarse desde el punto de vista cultural, político o económico. [2]



 


  
La valoración

El Patrimonio es definido por la Real Academia como hacienda, conjunto de bienes.  En cuanto se habla de patrimonio nacional, aparece la noción de valor[3].

Uno de los aspectos económicos esenciales del patrimonio cultural es su valor.  El valor económico es el valor dado por el precio de transacción o de mercado.  En general aquí sólo se mide el valor del aspecto físico del bien.

Desde la dimensión cultural, existe un valor sociocultural que confiere una identidad determinada a un pueblo, comunidad o país y expresa su forma particular de ser y de hacer.  Por este valor sociocultural (artístico, histórico, etc.) es que el bien cultural es preservado.
El plus de significación y esa carga de memoria intrínsecos de los bienes culturales hace que el valor de su componente física se acreciente.  El medir esa diferencia de valor es el tema en cuestión.

La valoración de este plus mencionado puede hacerse desde varias ópticas[4]:

Valor de existencia
 el valor de existencia se vincula estrechamente con el valor de simbología, de recuerdo, que transmite una experiencia común del pasado.  El patrimonio es un bien colectivo bajo esta visión.  Es estático, delimitado por expertos y aceptado por la sociedad.

Valor de uso,
la sumatoria de las experiencias individuos (visitas, divertimento, aprendizaje) que están dispuestos a una propuesta de pago.  Es dinámico y cambiante. Ej. Turismo cultural.

El valor de uso está relacionado al consumo de los bienes culturales en el presente.  Éste se da como goce del bien;  uso para investigación científica o artística; insumo para la educación y cultura.  Pueden darse externalidades económicas positivas cuando el consumo es en conjunto con otros bienes culturales afines, aumentando su valor por la sinergia del creciente interés y apreciación.

Valor de creatividad,
se trata de la capacidad colectiva de la reinterpretación, intercambio, descubrimiento e hibridación del patrimonio a partir de su reproducción mediática-web.  Que permite pasar de un movimiento vertical de imposición de lo que entra en el concepto de patrimonio a partir de la ley experta, a un esquema horizontal, donde se aporta desde diferentes lugares en simultáneo.  El patrimonio vuelve a ser un bien común y permite la construcción del futuro del bien.

 
Métodos de valoración[7] 
Los bienes patrimoniales no se cotizan en el mercado inmobiliario, sólo pueden obtenerse valores de reposición, valor del terreno, valor de la construcción.  Es decir justipreciar sólo el aspecto material en su dimensión física.
Las metodologías para calcular el valor sociocultural del patrimonio son tomadas de la disciplina ambiental, donde se utilizan para medir valores no tangibles de los recursos naturales y biodiversidad. Ninguno de los métodos de valoración aplicado por separado brinda una solución al problema de la valoración de los bienes culturales, por eso se aconseja aplicarlos complementariamente.
MDP: método de disposición a pagar.  
Mide el precio que un individuo está dispuesto a pagar por el uso o goce de un bien. (incluye el enfoque de precios hedónicos [8] y costo de viaje)
MVC: método de Valoración Contingente. 
Creación de un mercado virtual a través de encuestas que simulan alternativas, que permiten inferir las preferencias de los encuestados y valorizarlas. Ha sido aplicado ampliamente a bienes ambientales.
Plebiscitos.
En ellos se consulta sobre las propuestas de financiamiento y rankings para la adquisición, conservación y restauración de los bienes culturales.
Sustentabilidad del patrimonio cultural.
Implica también a las externalidades producidas por las decisiones económicas sobre el patrimonio cultural, tanto espacial como temporalmente, recogiendo el concepto intergeneracional. 
Es difícil reflejar los cambios de valoración por generaciones futuras, incertidumbre del proceso tecnológico, etc. en una metodología concreta.
El valor dado a partir de la oferta se relaciona con la escasez y el estado de conservación; y la demanda del bien a través de las preferencias observadas (MDP) o anunciadas (MVC, plebiscito).

 

 
 
 



 

 












[1] Según Xavier Greffe un bien pasa a ser bien cultural mediante la comunicación (alta significación), la característica de Cientificidad (alto valor histórico o científico); o lo Económico (su desaparición supondría una pérdida para la comunidad.
 


[2] Conceptos generados en “El Patrimonio Escolar Edificado en la Gestión Ambiental de la Ciudad de Buenos Aires”, Tesis de maestría GAM, UBA, documento preliminar, Vanesa Bauleo Diarte
[3] Patrimonio nacional: m. Econ. Suma de los valores asignados, para un momento de tiempo, a los recursos disponibles de un país, que se utilizan para la vida económica. R.A.E.
 
[4] Aquí sigo a Xavier Greffe en “La economía política del patrimonio cultural en tiempo del desarrollo sostenible”Wale’Keru- Revista de investigación en cultura y desarrollo, N°2, pg 17-25
 
[5] Notas basadas en el artículo: “Patrimonio cultural: aspectos económicos y políticas de protección” M. Krebs y K. Schmidt-Hebbel; Perspectivas, vol.2 N°2, mayo, 1999, Departamento de Ingeniería Industrial de la Universidad de Chile.
 
[6] Precio hedónico: se utiliza para comparar bienes de distinto nivel de calidad.  El vocablo deviene del
hedonismo, y evalúa qué tanto placer producen las características de ese bien no tanto el producto en sí o su utilidad.

[7] Notas basadas en el artículo: “Patrimonio cultural: aspectos económicos y políticas de protección” M. Krebs y K. Schmidt-Hebbel; Perspectivas, vol.2 N°2, mayo, 1999, Departamento de Ingeniería Industrial de la Universidad de Chile.

[8] Precio hedónico: se utiliza para comparar bienes de distinto nivel de calidad.  El vocablo deviene del hedonismo, y evalúa qué tanto placer producen las características de ese bien no tanto el producto en sí o su utilidad.